No me importa si eres liberal, conservadora o conservador, o algo en medio . No me importa si te gustan los gatos, los perros, o las tarántulas. Si prefieres madrugar o pasar las noches en claro. Iphone o Android. Coca Cola o Pepsi Cola. No me importa. Lo único que me importa es que leas esto hasta el final. |
En el año 2005, en el Museo Nacional de Medicina Dental en Baltimore, se hicieron exámenes con rayo láser de las dentaduras de Washington, que contaban con más de 200 años. Se descubrió que estaban hechas de oro, plomo, marfil de hipopótamo, y dientes de caballo y burro. Su boca era zoológico de pesadilla. |
Ahora que sabes esto, te quiero preguntar una cosa: ¿Cómo te sentiste al aprender este hecho sobre los dientes de George Washington? Hice una afirmación, mostré evidencia para esa cosa, y podemos asumir entonces que ahora crees esa cosa que te dije. Podemos suponer que lo que crees saber sobre los dientes de George Washington ha cambiado con muy poco desconcierto. Podemos suponer que la próxima vez que estés en una fiesta y si se habla de los dientes de George Washington, con mucho orgullo podrás comunicar este nuevo conocimiento a los otros invitado ¿verdad? Fantástico. Pues continuemos. |
Ahora, vamos a empezar de nuevo: ¿Cómo te sentiste al aprender este hecho sobre George Washington? • • • ¿Más del desconcierto que mencioné antes? Antes de que vayamos más lejos, déjame reiterar: {No estoy aquí para convencerte que George Washington era una mala persona.} Podría repasar todas las fuentes que he citado y escoger argumentos que podrían demonizar o deificar a George Washington. Podría pintar el retrato de un monstruo, o podría exonerar a un patriota. Pero, como mencioné antes, no me importa. No es lo que importa ahora Lo que importa es darte un barómetro emocional para medir cómo te sientes cuando te presentan ideas nuevas. Porque te habrás dado cuenta que el primer dato sobre los dientes de George Washington fue fácil de aceptar. Incluso podríamos que cuando te conté el primer hecho lo aceptaste sin cuestionarlo. (“Vaya, qué súper interesante.”) Pero cuando te conté el segundo hecho en seguida revisaste mis fuentes y ahora estás rabiosamente escribiendo una respuesta, a la vez informada y instigadora, que me harás llegar a través de un comentario de Facebook amargado y furioso. (“A la mierda toda tu visión del mundo”) Y eso está bien. Todo forma parte de lo mismo. |
¿Cómo te sientes después de haber escuchado estos últimos tres? Dependiendo de tus creencias, ¿te razón al suponer que te sientas así? Por lo menos puedes admitir que sentiste algo diferente al escuchar esas afirmaciones, en comparación con lo que expliqué sobre Napoleón o las moscas. ¿Sí? ¿Pero por qué? |
Por qué aceptamos sin problemas algunas ideas, pero otras no? Por qué nos rechinan los dientes cuando se nos presentan ideas con evidencia contraria a nuestras creencias Por qué no sólo ignoramos esa evidencia, pero insistimos más y más en el argumento contrario? Por qué proporcionar más evidencia hace que alguien esté todavía menos dispuesto a creerse una idea? {Me parece que esto es una majadería absoluta} Resulta que majadería tiene un nombre en el mundo de la neurociencia Se llama el Efecto Contraproducente y está documentado en el campo de la psicología. |
Hace unos años, en Instituto de la Mente y la Creatividad (Brain and Creativity Institute) de la Universidad del Sur de California (USC), se llevó a cabo un estudio que involucraba hacer una resonancia magnética a los participantes. Una vez dentro de las máquinas, se les presentaba con contraargumentos a sus fuertes creencias políticas. Algunos ejemplos: "Las leyes que restringen la posesión de armas deberían restringir todavía más." "El matrimonio gay no se debería legalizar." Mientras se les leía a los participantes estos contraargumentos, se escaneaba la actividad en varias partes de sus cerebros. El estudio reveló que la misma parte del cerebro que responde a una amenaza física responde a una amenaza intelectual. Esta parte del cerebro se llama la amígdala Y es el núcleo emocional de nuestra mente Infortunadamentenos predetermina biológicamente a reaccionar a información amenazante de la misma manera en que reaccionamos si nos ataca un depredador. Desde un punto de vista evolutivo, tiene sentido. Si fueras un cavernícola y otro cavernícola te arrojara una piedra a la cabeza, no reaccionarios con un debate lógico sobre los argumentos a favor o en contra de que te descerebren. (“Frank celoso de la cueva bonita de Jeff. Frank matar a Jeff y tomar cueva. Adiós Jeff.”) (“Frank, creo que lo fundamental es ser objetivos.”) |
Las creencias fundamentales son las que la más apreciamos. Usualmente se desarrollan a partir de la infancia y luego se complementen con las experiencias vitales. Las creencias fundamentales son inflexibles, rígidas, e increíblemente sensibles a cualquier desafío. Un pensamiento: Odio las aceitunas. Una creencia fundamental: Dios creó a los velociraptores Cuando te dije que la dentadura George Washington estaba hecha de huesos de animales seguramente no te molestó demasiado. Cuando sugerí que estaba hecha de dientes de esclavos, seguramente te perturbó. Esto lo explican obvias razones culturales; la esclavitud es una tema sensible y polémico. Pero también hay razones biológicas: la amígdala de tu cerebro está gritando: (“A los puestos de combate.”) Concepto nuevo: “No temas, lo voy a matar con espadas.” Algunos de ustedes posiblemente tengan una visión del mundo en la que George Washington era un patriota y un héroe. Al presentar información negativa sobre el, se presentó un desafío a esa visión. Tu cerebro ama la consistencia. Construye una visión del mundo igual que construye una casa. Tiene una base y un marco y ventanas y puerta y sabe exactamente cómo todo encaja perfectamente. (Compañeros, Tradición, Educación, Religión, Odio al cilantro, Experiencias vitales, Familia, Me gustan los perros) Si se presenta una pieza nueva y no encaja, toda la casa se desmorona. Tu cerebro te protege rechazando esa pieza. Y construye una cerca y un foso y se niega a dejar pasar a los que vienen de visita. Por eso tenemos el efecto contraproducente. Es una manera biológica de proteger una visión del mundo. Recuerda que tu visión del mundo No es una casa perfecta, construida para durar para siempre. Es una apartamento barato y tarde o temprano la mayoría se irá a la mierda. |
Entonces ¿qué hacemos con esto? Algunos seguramente habrán estado asintiendo, Esperando a que les de una serie de trucos ingeniosos para contrarrestar el efecto contraproducente. La triste realidad es que no tengo mucho que aconsejarte. No tengo un truco que pueda cambiar el comportamiento siete-punto-cinco billones de personas que llevan sus creencias como si fueran piedras preciosas envueltas en granadas. Ciertamente hay maneras más efectivas que otras para hacer que las personas cambien de parecer, pero al final ninguna termina funcionando bien. Esto se complica más con el internet, cuando cualquier cosa puede ser citada como fuente y cualquier pelea se convierte en una habitación llena de orangutanes avenándose caca los unos a los otros. |
Lo mejor que puedo hacer es hacerte consciente para que puedas identificar el efecto contraproducente en tu cerebro Y eso no es fácil. La mente no puede separar la corteza emocional de la lógica. Todo el mundo puede argüir que las emociones, lo que no sale de las tripas es lo que nos hace humanos Pero yo diría que es también es lo que nos hace animales. (“Odio todo todo de ti”) (“Vete a la mierda, Travis”) |
A veces me gustar fingir que la amígdala de mi cerebro es el dedo meñique del pie. Cuando alguien desafía una de mis creencias fundamentales, me lo imagino gritándome todo tipo de locuras. “Uno más tres son cuatro.” “No escuches, Matt. Uno más tres son TACOS.” Le dejo que grite. “Cualquier matemático del mundo me acabo de confirmar que son cuatro.” “Es una conspiración de los que odian los tacos.” Le dejo que se desahogue. “¿Cómo puede ser que la suma dos números sea comida mexicana?” “No le faltes el respeto a mis creencias.” Dejo que la corteza emocional Tenga su pequeña batalla. Entonces escucho. Entones cambio. |