El destino de Ana quedó en las manos de un oficial de asilo quien fue avisado a dudar la palabra de ella
Apareció en la frontera con una cicatriz de un disparo en la cabeza. La administración Trump piensa deportarla.
Por Roque Planas
Los buscadores de asilo desesperados como Ana esperan su destino en el Centro Residencial del Condado de Karnes.
AUSTIN, Texas - Ana trabajaba en un restaurante en Guatemala hace cuatro años, cuando un adolescente con pantalones holgados se le acercó. Pidió una tostada, luego se quedó de pie en la entrada, incluso cuando otra mesera lo invitó varias veces a tomar asiento. En cambio, dio unos pasos hacia Ana, sacó una pistola y la apuntó hacia su cara.
Ella se quedó inmóvil, mirándolo a los ojos sin hablar. Al muchacho le temblaba la mano. Cuando un compañero de trabajo vio la pistola y gritó, el chico la disparó. La bala rozó la cabeza de Ana y ella se cayó al suelo, con la esperanza de que él pensara que estaba muerta y la iba a dejar en paz.
Ella reportó el ataque a la policía, pero no arrestaron a nadie. Las autoridades sospechaban que era un miembro de una pandilla y que podría haberla confundido con otra persona o haber intentado matarla como parte de un rito de iniciación. Para protegerse, se mudó a una ciudad cercana.
Pero hace unos meses, se encontró con él otra vez. Ya era un hombre maduro, más llenito pero todavía llevaba pantalones holgados. Se dio cuenta que la reconoció por la forma en que se quedó mirándola. “Todo el miedo que había tenido volvió a ser realidad de nuevo,” comentó ella.
Cuando lo vio unas semanas más tarde, levantó la mano, extendiendo la mano hacia ella como si fuera una pistola. Con miedo pensando que él quisiera matarla por haber reportado el tiroteo, huyó del país con su hija de 3 años, viajando por tierra por el territorio mexicano hacia Estados Unidos.
Ana, a quien identificamos con un seudónimo porque teme por su vida si es deportada, le contó todo esto a un oficial de asilo de Estados Unidos el mes pasado. El oficial creyó su historia, según un registro de la entrevista. Pero después de haber hablado, marcó con una paloma la casilla en su solicitud que decía “miedo creíble NO establecido”. En lugar de enviar su solicitud de asilo a una corte de inmigración, la entrevista aceleró su deportación a Guatemala.
La Agencia de Inmigración y Aduanas piensa deportar a Ana el martes, devolviéndola a un país donde cree que será asesinada.
“No estoy mintiendo”, dijo Ana al Huffington Post por teléfono desde el Centro Residencial del Condado de Karnes en Texas, donde la joven de 24 años ha sido retenida durante el último mes. “Pensé que estaba a salvo. ¿Por qué no me creen?”
El asilo es el más conocido de varias maneras en que los inmigrantes no autorizados pueden obtener permiso legal para permanecer en los Estados Unidos cuando temen por su propia seguridad en su país. El estándar para que sean considerados con “miedo creíble” - el primer paso en el proceso de asilo - no era muy estricto para la mayoría de la administración Obama; requería que los oficiales fueran más indulgentes, para evitar que las personas fueran deportadas a un lugar donde podrían ser asesinadas, torturadas o abusadas.
Pero el mes pasado, la administración del presidente Donald Trump ordenó a los oficiales de asilo que adoptaran un enfoque más escéptico en estas entrevistas, lo que hace más probable que los Estados Unidos deporten a personas cuyos casos previamente, hubieran avanzado a un tribunal de inmigración. Ana tuvo su entrevista el 27 de febrero, el día en que las nuevas reglas entraron en vigor.
No estoy mintiendo. Pensé que estaba a salvo. ¿Por qué no me creen?
Ana, a quien se le ha denegado el asilo en los Estados Unidos
Las solicitudes de asilo (y otras formas de asistencia contra la deportación) a menudo pueden tomar años para que sean resueltas, por lo que la mayoría de los que pasan la entrevista de temor creíble son liberados de la detención mientras sus casos pasan por los tribunales. Pero una decisión negativa sobre el miedo creíble impide que los jueces de inmigración establezcan audiencias para fijar fianzas para los detenidos y así hacer que la deportación sea más rápida y fácil.
Es imposible decir si alguna persona concreta hubiera pasado ese primer paso en el proceso de asilo bajo presidentes anteriores. Los oficiales de asilo tienen amplia libertad para hacer sus determinaciones. E incluso una vez que una persona pase ese primer paso, hay mucha variedad entre jurisdicciones y casos individuales de las decisiones de los jueces sobre a quién finalmente otorgan el estatus de asilo.
Sin embargo, varios expertos consultados por HuffPost, así como los abogados que representan a Ana, pensaron que su caso hubiera sido fácilmente aprobado bajo las directrices de la administración anterior. Manoj Govindaiah, director de servicios de detención familiar del grupo legal RAICES, dijo que el caso de Ana muestra que las nuevas reglas de Trump ya están empujando con mayor rapidez a los solicitantes de asilo a la deportación.
“La nueva guía levanta el estándar de lo que se considera un miedo creíble de regreso”, dijo Govindaiah. "Creemos que si la hubieran entrevistado sólo unos días antes, hoy no estaría enfrentando la deportación".
El Centro Residencial del Condado de Karnes, la instalación en Texas donde Ana es detenida con su hija de 3 años.
Denise Gilman, una abogada que trata de ayudar a Ana a evitar la deportación, estuvo de acuerdo en que las nuevas directivas de Trump debilitaron la demanda de su cliente.
“Parece que fue negada basada en las nuevas pautas”, dijo Gilman. “Fue un caso perfectamente viable”.
Ana es parte de una ola de decenas de miles de madres centroamericanas que han entrado a Estados Unidos con sus hijos desde 2014. La administración Obama estableció apresuradamente dos nuevos centros de detención familiar -incluyendo la instalación de Karnes, donde fue detenida- en un esfuerzo para convencer a las mujeres a no venir.
Las madres y sus hijos suelen solicitar el asilo u otras exenciones humanitarias de la deportación. La gran mayoría de los detenidos en los dos centros de detención familiares en Texas estaban superando el primer obstáculo. La tasa de aprobación del temor creíble osciló alrededor de 85 a 95 por ciento en los últimos dos años, según datos de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos. Trump ha acusado a los inmigrantes de abusar de este sistema para evitar la deportación.
Ana apeló la decisión sobre su reclamo de temor creíble después de obtener asesoramiento legal de los abogados con RAICES. Cuando ella fue ante un juez, también planteó el hecho de que ella y su madre, habían sido abusadas sexualmente por su padre. Pero el juez negó su apelación. Gilman dijo que el juez sostuvo que la demanda de abuso no era creíble porque Ana no la había planteado en su entrevista inicial.
La noticia hundió a Ana en desesperación. Los guardias de la instalación la pusieron en observación médica durante el día para evitar que se suicidara. Se compuso para no dar la impresión de que no es competente para cuidar a su hija. “Si no fuera por mi hija, creo que habría sido mejor morir en ese momento, así que no tendría que vivir con esta angustia”, dijo.
No está claro si otros como Ana, que podría haber pasado sus entrevistas de miedo creíble, ahora están siendo rechazados. Los Servicios de Ciudadanía e Inmigración no pueden proporcionar estadísticas actualizadas inmediatas, las cuales se compilan por trimestre.
Los oficiales de asilo van a leer entre líneas y destilar que la guía es “negar más casos”.
Stephen Legomsky, ex asesor principal de Servicios de Ciudadanía e Inmigración
Blaine Bookey, co-directora jurídica del Centro de Estudios sobre Género y Refugiados de la Universidad de California, de la Facultad de Derecho de Hastings, dijo que Ana probablemente tenía varias vías para solicitar asilo. La falta de plantear la demanda de abuso sexual durante una entrevista de miedo creíble es común, señaló, porque las mujeres a menudo no se sienten cómodas revelando ese abuso y muchas veces no saben que podría ayudar a sus casos - a menos que tengan abogados para decirles.
“Este caso demuestra realmente la completa falta de comprensión -ya sea intencional o por ignorancia- del impacto del trauma en los sobrevivientes en estas entrevistas”, dijo Bookey. “Una mujer que sufre de abuso sexual no sentiría la confianza de hablar al respecto en el contexto de una entrevista de miedo creíble”.
Si bien es demasiado pronto para saber si casos como el de Ana se volverán más comunes, Stephen Legomsky, quien sirvió como consejero principal de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de 2011 a 2013, dijo que las reglas revisadas de la administración del gobierno Trump son inconfundibles: rechazar más solicitudes.
“Los oficiales de asilo van a leer entre líneas y interpretar que la regla es” ‘negar más casos’, dijo Legomsky.
En cuanto a Ana, dijo: “Me parece que, basándose en la afirmación de la violencia doméstica en combinación con la amenaza del arma, tiene al menos una ‘posibilidad significativa’ de tener éxito en una solicitud de asilo, que es lo que el estatuto dice.”
Ana ha tenido dificultades para dormir ya que el juez rechazó su primer recurso. Ella dijo que su hija a veces se despierta llorando en medio de la noche.
El lunes por la tarde, Inmigración y Aduanas rechazó la segunda solicitud de su abogado para reconsiderar la deportación. Ella podría estar en un avión de regreso a Guatemala tan pronto como la medianoche.
-No quiero volver -dijo Ana-. Este hombre quiere matarme.
CORRECCIÓN: Una versión anterior de esta historia describió erróneamente el papel de Blaine Bookey en el Centro de Estudios sobre Género y Refugiados.
Apareció en la frontera con una cicatriz de un disparo en la cabeza. La administración Trump piensa deportarla.
Por Roque Planas
Los buscadores de asilo desesperados como Ana esperan su destino en el Centro Residencial del Condado de Karnes.
AUSTIN, Texas - Ana trabajaba en un restaurante en Guatemala hace cuatro años, cuando un adolescente con pantalones holgados se le acercó. Pidió una tostada, luego se quedó de pie en la entrada, incluso cuando otra mesera lo invitó varias veces a tomar asiento. En cambio, dio unos pasos hacia Ana, sacó una pistola y la apuntó hacia su cara.
Ella se quedó inmóvil, mirándolo a los ojos sin hablar. Al muchacho le temblaba la mano. Cuando un compañero de trabajo vio la pistola y gritó, el chico la disparó. La bala rozó la cabeza de Ana y ella se cayó al suelo, con la esperanza de que él pensara que estaba muerta y la iba a dejar en paz.
Ella reportó el ataque a la policía, pero no arrestaron a nadie. Las autoridades sospechaban que era un miembro de una pandilla y que podría haberla confundido con otra persona o haber intentado matarla como parte de un rito de iniciación. Para protegerse, se mudó a una ciudad cercana.
Pero hace unos meses, se encontró con él otra vez. Ya era un hombre maduro, más llenito pero todavía llevaba pantalones holgados. Se dio cuenta que la reconoció por la forma en que se quedó mirándola. “Todo el miedo que había tenido volvió a ser realidad de nuevo,” comentó ella.
Cuando lo vio unas semanas más tarde, levantó la mano, extendiendo la mano hacia ella como si fuera una pistola. Con miedo pensando que él quisiera matarla por haber reportado el tiroteo, huyó del país con su hija de 3 años, viajando por tierra por el territorio mexicano hacia Estados Unidos.
Ana, a quien identificamos con un seudónimo porque teme por su vida si es deportada, le contó todo esto a un oficial de asilo de Estados Unidos el mes pasado. El oficial creyó su historia, según un registro de la entrevista. Pero después de haber hablado, marcó con una paloma la casilla en su solicitud que decía “miedo creíble NO establecido”. En lugar de enviar su solicitud de asilo a una corte de inmigración, la entrevista aceleró su deportación a Guatemala.
La Agencia de Inmigración y Aduanas piensa deportar a Ana el martes, devolviéndola a un país donde cree que será asesinada.
“No estoy mintiendo”, dijo Ana al Huffington Post por teléfono desde el Centro Residencial del Condado de Karnes en Texas, donde la joven de 24 años ha sido retenida durante el último mes. “Pensé que estaba a salvo. ¿Por qué no me creen?”
El asilo es el más conocido de varias maneras en que los inmigrantes no autorizados pueden obtener permiso legal para permanecer en los Estados Unidos cuando temen por su propia seguridad en su país. El estándar para que sean considerados con “miedo creíble” - el primer paso en el proceso de asilo - no era muy estricto para la mayoría de la administración Obama; requería que los oficiales fueran más indulgentes, para evitar que las personas fueran deportadas a un lugar donde podrían ser asesinadas, torturadas o abusadas.
Pero el mes pasado, la administración del presidente Donald Trump ordenó a los oficiales de asilo que adoptaran un enfoque más escéptico en estas entrevistas, lo que hace más probable que los Estados Unidos deporten a personas cuyos casos previamente, hubieran avanzado a un tribunal de inmigración. Ana tuvo su entrevista el 27 de febrero, el día en que las nuevas reglas entraron en vigor.
No estoy mintiendo. Pensé que estaba a salvo. ¿Por qué no me creen?
Ana, a quien se le ha denegado el asilo en los Estados Unidos
Las solicitudes de asilo (y otras formas de asistencia contra la deportación) a menudo pueden tomar años para que sean resueltas, por lo que la mayoría de los que pasan la entrevista de temor creíble son liberados de la detención mientras sus casos pasan por los tribunales. Pero una decisión negativa sobre el miedo creíble impide que los jueces de inmigración establezcan audiencias para fijar fianzas para los detenidos y así hacer que la deportación sea más rápida y fácil.
Es imposible decir si alguna persona concreta hubiera pasado ese primer paso en el proceso de asilo bajo presidentes anteriores. Los oficiales de asilo tienen amplia libertad para hacer sus determinaciones. E incluso una vez que una persona pase ese primer paso, hay mucha variedad entre jurisdicciones y casos individuales de las decisiones de los jueces sobre a quién finalmente otorgan el estatus de asilo.
Sin embargo, varios expertos consultados por HuffPost, así como los abogados que representan a Ana, pensaron que su caso hubiera sido fácilmente aprobado bajo las directrices de la administración anterior. Manoj Govindaiah, director de servicios de detención familiar del grupo legal RAICES, dijo que el caso de Ana muestra que las nuevas reglas de Trump ya están empujando con mayor rapidez a los solicitantes de asilo a la deportación.
“La nueva guía levanta el estándar de lo que se considera un miedo creíble de regreso”, dijo Govindaiah. "Creemos que si la hubieran entrevistado sólo unos días antes, hoy no estaría enfrentando la deportación".
El Centro Residencial del Condado de Karnes, la instalación en Texas donde Ana es detenida con su hija de 3 años.
Denise Gilman, una abogada que trata de ayudar a Ana a evitar la deportación, estuvo de acuerdo en que las nuevas directivas de Trump debilitaron la demanda de su cliente.
“Parece que fue negada basada en las nuevas pautas”, dijo Gilman. “Fue un caso perfectamente viable”.
Ana es parte de una ola de decenas de miles de madres centroamericanas que han entrado a Estados Unidos con sus hijos desde 2014. La administración Obama estableció apresuradamente dos nuevos centros de detención familiar -incluyendo la instalación de Karnes, donde fue detenida- en un esfuerzo para convencer a las mujeres a no venir.
Las madres y sus hijos suelen solicitar el asilo u otras exenciones humanitarias de la deportación. La gran mayoría de los detenidos en los dos centros de detención familiares en Texas estaban superando el primer obstáculo. La tasa de aprobación del temor creíble osciló alrededor de 85 a 95 por ciento en los últimos dos años, según datos de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de los Estados Unidos. Trump ha acusado a los inmigrantes de abusar de este sistema para evitar la deportación.
Ana apeló la decisión sobre su reclamo de temor creíble después de obtener asesoramiento legal de los abogados con RAICES. Cuando ella fue ante un juez, también planteó el hecho de que ella y su madre, habían sido abusadas sexualmente por su padre. Pero el juez negó su apelación. Gilman dijo que el juez sostuvo que la demanda de abuso no era creíble porque Ana no la había planteado en su entrevista inicial.
La noticia hundió a Ana en desesperación. Los guardias de la instalación la pusieron en observación médica durante el día para evitar que se suicidara. Se compuso para no dar la impresión de que no es competente para cuidar a su hija. “Si no fuera por mi hija, creo que habría sido mejor morir en ese momento, así que no tendría que vivir con esta angustia”, dijo.
No está claro si otros como Ana, que podría haber pasado sus entrevistas de miedo creíble, ahora están siendo rechazados. Los Servicios de Ciudadanía e Inmigración no pueden proporcionar estadísticas actualizadas inmediatas, las cuales se compilan por trimestre.
Los oficiales de asilo van a leer entre líneas y destilar que la guía es “negar más casos”.
Stephen Legomsky, ex asesor principal de Servicios de Ciudadanía e Inmigración
Blaine Bookey, co-directora jurídica del Centro de Estudios sobre Género y Refugiados de la Universidad de California, de la Facultad de Derecho de Hastings, dijo que Ana probablemente tenía varias vías para solicitar asilo. La falta de plantear la demanda de abuso sexual durante una entrevista de miedo creíble es común, señaló, porque las mujeres a menudo no se sienten cómodas revelando ese abuso y muchas veces no saben que podría ayudar a sus casos - a menos que tengan abogados para decirles.
“Este caso demuestra realmente la completa falta de comprensión -ya sea intencional o por ignorancia- del impacto del trauma en los sobrevivientes en estas entrevistas”, dijo Bookey. “Una mujer que sufre de abuso sexual no sentiría la confianza de hablar al respecto en el contexto de una entrevista de miedo creíble”.
Si bien es demasiado pronto para saber si casos como el de Ana se volverán más comunes, Stephen Legomsky, quien sirvió como consejero principal de Servicios de Ciudadanía e Inmigración de 2011 a 2013, dijo que las reglas revisadas de la administración del gobierno Trump son inconfundibles: rechazar más solicitudes.
“Los oficiales de asilo van a leer entre líneas y interpretar que la regla es” ‘negar más casos’, dijo Legomsky.
En cuanto a Ana, dijo: “Me parece que, basándose en la afirmación de la violencia doméstica en combinación con la amenaza del arma, tiene al menos una ‘posibilidad significativa’ de tener éxito en una solicitud de asilo, que es lo que el estatuto dice.”
Ana ha tenido dificultades para dormir ya que el juez rechazó su primer recurso. Ella dijo que su hija a veces se despierta llorando en medio de la noche.
El lunes por la tarde, Inmigración y Aduanas rechazó la segunda solicitud de su abogado para reconsiderar la deportación. Ella podría estar en un avión de regreso a Guatemala tan pronto como la medianoche.
-No quiero volver -dijo Ana-. Este hombre quiere matarme.
CORRECCIÓN: Una versión anterior de esta historia describió erróneamente el papel de Blaine Bookey en el Centro de Estudios sobre Género y Refugiados.